La reforma laboral y el aumento de empleo informal
Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier, sostiene que el resultado de las elecciones del domingo pasado fue un claro voto de continuidad. Los ciudadanos valoraron la estabilidad lograda, aunque la recuperación del poder adquisitivo y la actividad económica haya sido parcial. Al mismo tiempo, rechazaron un posible regreso del peronismo y decidieron mantener el rumbo, pero dejaron claro que quieren que el Gobierno corrija ciertos desequilibrios. Según Caamaño, hay un matiz interesante en su análisis: “el problema no es el nivel del dólar, sino el margen dentro de la banda”.
Gabriel, ¿cómo se explica la victoria del oficialismo en estas legislativas?
Es complicado saber exactamente qué pasa por la cabeza de la gente al momento de votar, pero creo que se valoró esa estabilidad y se prefirió no arriesgarse con otra crisis. La gente apostó por dar una oportunidad, quieren ver modificaciones. Además, existe un fuerte rechazo al kirchnerismo; muchos votantes prefieren cualquier opción antes que volver a ese espacio.
Si el contexto económico es clave en una elección, ¿cómo se enmarca el voto al oficialismo?
Probablemente hubo un “no más crisis”. La economía importa; por eso el Gobierno estaba preocupado y el resultado sorprendió a varios. Se cometieron errores que complicaron la situación, y el apoyo de Estados Unidos fue crucial. Sin ese respaldo, las cosas podrían haber empeorado aún más. Recuerda que no era una elección presidencial; en legislativas la gente tiende a tomarse licencias en su voto. El kirchnerismo no buscó moderar su discurso y eso terminó jugando en contra. La gente quiere un cambio y decidió darle a este Gobierno otra oportunidad.
¿Qué propuestas económicas tenía el peronismo?
La verdad es que no quedó claro en el discurso. Al principio, el Gobierno enfatizaba en “kirchnerismo nunca más”, pero eventualmente habló de reformas e intentó recuperar iniciativa, aunque llegó tarde. Sí, al final mostraron algunas propuestas y empezaron a marcar una agenda.
¿La estabilidad cambiaria pesó más que la situación actual del poder adquisitivo?
Fue una combinación de factores. La actividad económica ha caído desde marzo, pero hasta febrero tuvo una recuperación notable. Se ha perdido parte de esa mejora, y aunque las cifras no son mejores que en el segundo semestre de 2023, el ingreso mostró un repunte. La gente apuesta a no regresar al pasado y le dio al Gobierno una oportunidad para corregir el rumbo.
Desde la suba de tasas, la economía no parece haberse recuperado. ¿Qué opinas?
Todavía no. La caída comenzó antes de las elecciones. Sin embargo, ahora el Gobierno tiene un poco más de margen y expectativas de relanzar la economía. Cambiaron el tono y empezaron a reconocer la labor fiscal de los gobernadores. Además, están ajustando su enfoque monetario.
¿El triunfo en estas elecciones valida el esquema cambiario actual?
El ajuste cambiario ya se realizó, y ahora el desafío es acumular reservas. Lo importante es normalizar lo monetario y eventualmente salir del cepo. El tema no es el valor del dólar, sino el margen dentro de la banda. Si el dólar se queda cerca del techo, eso complica mucho las decisiones. Recientemente, hubo bastante volatilidad en el mercado cambiario, así que en esta semana que comienza se podría obtener una imagen más clara de la situación.
¿Modificar la banda de flotación podría afectar la desinflación?
No debería. Ya hubo un ajuste en el dólar y la inflación se reacomodó en torno al 2% mensual. Aunque podría costar más reducirla si la economía se remonetiza, creo que no se verá interrumpida siempre que lo fiscal esté ordenado. Ahora el Gobierno no tiene tanto apuro electoral, lo que les permite desinflar de una manera más sostenida.
Si el Gobierno empieza a activar el swap de monedas con EE.UU., ¿sería una señal negativa?
Si logran acumular reservas y refinanciar vencimientos, es probable que no tengan que utilizar esa alternativa. Siempre es mejor no depender de líneas de emergencia, pero es bueno tenerla a mano por si surge algún imprevisto.
Con apoyo en el Congreso y recursos financieros, el Gobierno parece tener todo para reordenar el plan económico. ¿Cuáles crees que son los riesgos latentes?
El mayor riesgo, que solo depende del Gobierno, es quedarse sin margen cambiario al mantener la banda demasiado rígida. También están los shocks externos que siempre son posibles. Podrían ocurrir errores no forzados, pero eso sería realmente no forzado.
En esta nueva etapa, ¿queda afuera la dolarización?
Sí, sin dudas. Esa propuesta quedó atrás hace tiempo. Milei moderó su discurso después del balotaje, cambió su equipo económico y hoy habla de remonetizar y acumular reservas. La dolarización podría ser un tema a discutir en el futuro, pero no en la actualidad.
¿Y la reforma laboral? ¿Dejó de ser un tabú?
Definitivamente. Las cosas cambian cuando hay más personas trabajando en la informalidad que en el mercado formal. La regulación actual beneficia más a quienes ya están empleados. Hoy, muchos no tienen derechos que perder, así que pueden ganarlos si se formalizan. Para ellos, la reforma representa una esperanza en vez de miedo.
¿Coincides en que el Gobierno está poniendo sobre la mesa temas que antes parecían cancelados en la agenda pública?
Sí, el mérito del Gobierno es expresar lo que realmente piensan. No se trató de adaptarse a lo que la gente sentía; simplemente la población ya estaba harta de trabas, inflación y un sistema laboral rígido. Milei ofreció algo disruptivo y eso fue valorado. La gente decidió continuar apoyando su elección.